Las razones por las que una persona puede llegar a tener miedo a volar, pueden ser de hecho muy diferentes. En especial, luego de los ataque terroristas del 11 de septiembre, comenzó a gestarse un fuerte pánico en muchos potenciales viajeros, que temían ser víctimas de ataques terroristas similares.
Sin embargo, el miedo a volar no ha surgido luego de esos ataques. En efecto, los temores, cuando se trata de volar, son interminables, y ocurren desde hace varias décadas. En varios casos, este temor se manifiesta por el hecho de que estas personas han oído acerca de gente conocida que ha muerto en accidentes de avión.
Otras, tienen miedo porque ya han volado, y les ha atemorizado tremendamente el hecho de que cuando están en el aire y ven por las ventanas del avión, no pueden ver mucho más que las nubes. Incluso, alguna gente tiene miedo por el hecho de sentir que, a diferencia de cuando manejan un auto, no tiene un control similar sobre el avión; en el caso de los aviones, tienen sí o sí que confiar en el desconocido piloto, que podría no estar en óptimas condiciones de descanso, lo cual es espantoso para ellos.
Según los especialistas en psicología, este pánico o fobia a volar puede tener razones mucho más profundas, que van mucho más allá de las vertidas anteriormente, al margen de que ellas sirvan como buenas excusas.
Tener, por ejemplo, miedo de estar en el aire y que el avión choque o se quede sin gasolina, o bien que tenga problemas de aterrizaje, es muy legítimo, pero algo sucede para que de todos los pasajeros que viajan en el avión, tan sólo algunos tengan estos temores (que por otra parte también podrían tener en tierra, como por ejemplo la posibilidad de que un auto los atropelle, y sin embargo no lo tienen).
En el caso de estas fobias, tal vez sea necesaria la intervención de un psicólogo o psiquiatra, sobre todo por que, desde un razonamiento lógico, es posible observar que no debe haber mayores temores para emprender un vuelo. De hecho, si no existe una cuestión severa de fondo, alcanzará con leer los siguientes puntos para darse cuenta como basta con conocer algunas cuestiones, para que el temor no tenga oportunidad de aterrizar en nuestro vuelo.
Combatiendo el miedo a volar
En primer lugar, debe saber que existen, por lejos, muchísimos más choques de automóviles que de avión. El principal motivo para ello, es que nunca hay mucho tráfico, sino ninguno, por los aires. Por eso, es casi imposible que se choque con otro avión ni con ninguna otra cosa mientras se está arriba, lo cual es muy diferente a lo que sucede con el tráfico automovilístico.
Además, si un piloto tuvo una noche movida antes de su vuelo, generalmente estará instruido para dormir y relajarse antes de tomar otro vuelo. Su vuelo puede acabar demorándose a causa de esto, pero las compañías siempre lo preferirán, pues jamás dejarán que un piloto sin descanso tome el mando de un avión.
También se debe saber que, incluso ante el caso de una emergencia, existen innumerables recursos de seguridad personal durante el vuelo. Generalmente, el asiento del avión puede ser sacado y utilizado como un salvavidas. También, se encuentra una máscara de oxígeno que cae del techo en caso que ocurra cualquier emergencia a alturas muy elevadas.
Si su caso es que se espanta cuándo al avión despega o aterriza, simplemente elija un asiento que no se encuentre al lado de la ventana, o por lo menos no mire por la misma, ya que esto sólo empeorará la situación. De todas formas, siempre cuenta con una pequeña bolsa para mareos en el respaldo del asiento delantero, para el caso que necesite devolver.
En lo posible, trate de volar con alguien en quien confíe y se sienta protegido. De esta manera, podrá tener la mano de alguien que le da mucha confianza cuando despegue o aterrice, y dejarles a estas personas el asiento de la ventana. Si realmente tiene mucho miedo, se recomienda no mirar por la ventanilla, por lo menos durante el principio del vuelo.
Asimismo, trate de volar con más con frecuencia, eligiendo por ejemplo los vuelos de cabotaje antes que los micros interurbanos. Como con todo, cuanto más se utilice más se acostumbrará, con lo que también más cómodo y seguro se sentirá.
También sería importante que trate de no pensar tanto en el vuelo, y más en si mismo. Por ejemplo, podría preocuparse por cuando servirán la comida y/o bebida, lo que es generalmente una buena manera de olvidarse de las preocupaciones. Lleve un libro o crucigrama, o escuche música, que son otras alternativas muy apropiadas para olvidar el miedo.
Por último, si sigue teniendo mucho miedo a volar, quizás podría hacerle saber esto a una azafata. Ellas tienen mucha experiencia en estas cuestiones, y posiblemente será capaz de hacer algo en su ayuda, para lograr que su vuelo sea más cómodo.
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